sábado, 28 de abril de 2012

CULTURA

Medios y comunicación
Derecho indígena a la comunicación
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/para Tina Gardella, los juicios por delitos de lesa humanidad generan un escenario que interpela las prácticas comunicacionales/la universidad debe repensar su comunicación con la sociedad
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual reconoce la naturaleza jurídica que la Constitución Nacional les atribuye a los pueblos originarios y los autoriza a la instalación y funcionamiento de servicios de comunicación audiovisual por radiodifusión sonora con amplitud modulada y modulación de frecuencia así como de radiodifusión televisiva abierta.
Recientemente, el periodista Jorge Lanata aseveró en una entrevista: “Esta boludez de ‘hagamos la radio de los wichis’, ¿quién carajo va a escuchar la radio de los wichis? (...) ¿Y cómo les van a pagar el sueldo a los operadores?”.
Los wichí no tardaron en responder: “Nosotros, Sr. Lanata. Sí, nosotros los wichí, escuchamos la radio wichí”, se puede leer en wichidelchaco.blogspot.com. El rol “que juega la radio wichí es un instrumento de comunicación para el desarrollo y progreso democrático”. Sin embargo, ningún medio se hizo eco de estos dichos. Leer más

Lanata: “¿Quién carajo va a escuchar la radio de los wichís?”

“Esto de vamos a desmonopolizar los medios creando nuevos medios, no significa que esos medios vayan a tener público. Esta boludez de "hagamos la radio de los wichis", ¿quién carajo va a escuchar la radio de los wichis? Y lo que es peor, ¿quién va a poner avisos en la radio de los wichis? ¿Y cómo le van a pagar el sueldo a los operadores? Esto es vida real”, analizó. Leer más
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¡Que vivan los crotos!
Película argentina dirigida por Ana Poliak
Un día del año 1930, José Américo Ghezzi (Bepo), picapedrero anarquista sin trabajo, abandona su pueblo y hasta 1955 no regresa. Durante 25 años camina si otro rumbo que el trazado por las vías del ferrocarril, sumándose al silencioso mundo de los “crotos”
Los crotos eran anarquistas que recorrían la pampa argentina en el primer tercio del siglo XX difundiendo sus ideas y trabajando lo imprescindible para sobrevivir.
Gran importancia que tuvieron los crotos o linyeras en la propagación del anarquismo, sobre todo a partir de fines de la segunda década del presente siglo y hasta principios de los años ’30.
Mucho queda por estudiar para precisar la incidencia de los crotos libertarios en el surgimiento de sindicatos rurales o de pequeñas poblaciones, en el establecimiento de bibliotecas obreras, en la organización de huelgas en los pueblos y en el campo, en la circulación de las ideas anarquistas. Leer más

De crotos, linyeras y atorrantes
En 1929 se produce en EEUU. "La gran depresión", "el crack de Nueva York", y comienza una época de miseria, corrupción y desesperanza.
Argentina se vio seriamente afectada, el 28% de los trabajadores, 350.000 personas, quedaron en la calle.
En Puerto Nuevo se comenzaron a asentar cientos y cientos de chozas, de chapa y cartón (ni siquiera eran ranchos) que se dio en llamar "Villa Desocupación", sus calles tenían nombres como "Calle de la Esperanza", "Calle de la Miseria", y otros por el estilo.
Allí en el puerto, los desocupados, "provistos de un tachito y un cordel, y a modo de pacientes pescadores lo dejaban caer sobre un remolcador o una barcaza y esperaban que los cocineros u otros tripulantes depositaran allí los restos de comida.
Los linyeras (nombre que tomaban de la "lingerie", el atado de ropas que llevaban colgado de un palo sobre su hombro), inmigrantes golondrinas –generalmente italianos- que empalmaban la cosecha de su país con las del nuestro, fueron desplazados por el nuevo ejército de desocupados criollos: los crotos.
La Década Infame

En 1929 se produce en EEUU. la debacle económica. La bolsa de Nueva York se desplomó
y desató la crisis capitalista que azotó al mundo. "La gran depresión", "el crack de Nueva
York", "La caída de Wall Street" y "La Década Infame" son las frases que marcarían una época
de miseria, corrupción y desesperanza.
Argentina se vio seriamente afectada. El precio internacional del trigo y la carne cayeron en
un 64 por ciento. También bajó la producción industrial. El Estado comenzó a cesantear a los
empleados públicos. El 28% de los trabajadores, 350.000 personas, quedaron en la calle.

Linyeras, crotos, cirujas y atorrantes

En 1912 los inmigrantes habían estrenado el Hotel de Inmigrantes en Retiro, en la dársena
Norte. "Allí podían quedarse hasta cinco días sin pagar un peso: era el tiempo que se calculaba
para obtener un trabajo en la Argentina. Cinco días, como máximo, para conseguir "patrón". Y
detrás un trabajo estable, un salario, una casita con patio y parra. Nada tan parecido a lo que
venían a buscar quienes hacían fila en los puertos de Europa. Filas para venir." Esos mismos
extranjeros, ahora desocupados, regresaban al puerto a buscar un sitio para estar y mendrugos
de comida para subsistir.
En Puerto Nuevo se comenzaron a asentar cientos y cientos de chozas, de chapa y
cartón (ni siquiera eran ranchos) que se dio en llamar "Villa Desocupación", sus calles tenían
nombres como "Calle de la Esperanza", "Calle de la Miseria", y otros por el estilo.
Allí en el puerto, los desocupados, "provistos de un tachito y un cordel, y a modo de
pacientes pescadores lo dejaban caer sobre un remolcador o una barcaza y esperaban que
los cocineros u otros tripulantes depositaran allí los restos de comida. Cuando eso ocurría, el
filántropo de turno sacudía el cordel, por si el desocupado se había quedado dormido en la
espera".
Debajo de los puentes de los ferrocarriles que iban desde Puente Alsina al Dock Sud, pasando
por Avellaneda, se atestaba la gente sin trabajo.
Comenzaron a instalarse ollas populares donde "los desocupados hacían cola con sus
tachitos de lata, esperando una sopa lavada" y la enfermedad de la pobreza, la tuberculosis
comenzó a hacer estragos.
Los linyeras (nombre que tomaban de la "lingerie", el atado de ropas que llevaban
colgado de un palo sobre su hombro), inmigrantes golondrinas –generalmente italianos- que
empalmaban la cosecha de su país con las del nuestro, fueron desplazados por el nuevo
ejército de desocupados criollos: los crotos. La miseria devoraba a los más pobres.
"El país, los ferrocarriles, se llenaron de crotos. Los cargueros los llevaban con rumbo diverso –
generalmente a la zona maicera- de a decenas por vagón, de a cientos por tren, de a miles por
riel".
Arturo Jauretche en su libro "Los profetas del odio", explicaba la razón del nombre "croto" que
se le daba al pobre peón criollo: "Siendo Gobernador de Buenos Aires don José Camilo Croto,
se le quejaron los ingleses de los ferrocarriles por la cantidad de paisanos que se "colaban" en
los trenes de carga. Don José Camilo resolvió salamónicamente el entredicho, limitando a 12
los "colados" en el tren de carga, y aplicando esta disposición policial, cuando los oficiales de

policía en la recorrida controlaban el número de "pasajeros", contaban hasta doce haciendo
bajar el resto.

"Ustedes siguen por Croto", decían. Y de crotos les quedó el nombre."

Ya que estamos de crotos, linyeras y otros pobres de solemnidad, comentemos un episodio
que dio origen a otro sinónimo de pobre. Cuando la empresa Obras Sanitarias se hallaba
realizando la construcción de las obras de desagüe de la ciudad, utilizaba grandes caños de
cemento que al quedar en la vía pública era aprovechado por los vagos como lugar para dormir
y como estos caños eran construidos por la firma "A. Torrent", por una deformación de ese
nombre, los vagos se transformaron en "atorrantes". "Ir a parar a los caños", era tomar la
condición de atorrantes, de vagos.
Esta legión de desocupados era tan numerosa, que "la policía montada organizaba razzias y
los embarcaban en trenes cargueros que los llevaban al Norte"
La crisis continuaría hasta 1937 y quedaría grabada en la memoria de los argentinos y reflejada
en la literatura y en los tangos de la época.

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