La opo está que arde
FOBIA OPOSITORA
por Carlos Barragán
“La Furia
de Cristina” es la propuesta editorial de esta semana en la revista Noticias.
No es novedad, es más: es obviedad. Pero uno sigue sin comprender del todo cómo
es esta ya vieja operación de que sea el gobierno y quienes lo apoyamos los que
llevemos pegada la etiqueta de violentos, agresivos y brutales. Si Darín se
pregunta por los ingresos presidenciales (en una nada velada acusación de
corrupción, venalidad y simple choreo) y la presidenta le responde que la
justicia ya se encargó de esa curiosidad, es la presidenta quien lo ataca de
manera brutal. Paso a narrar una anécdota personal. Me ocurrió a pocas cuadras
de donde vivo. Encuéntrome (me gusta así) parado en la puerta de un banco
intentando comunicarme con mi casa cuando pasa un señor que me mira con mala
cara y comenta en media voz algo así como “je, qué caradura…”. Yo le pregunto
-le grito en realidad para que me escuche porque ya está a varios metros- qué
problema tiene conmigo y qué me quiere decir (supongo que eso fue violento de
mi parte). El hombre regresa y me dice que soy un chorro, que me robo la plata.
Entonces le digo “vamos a la comisaría y hagamos la denuncia”, el hombre me
dice que soy un chorro, que no tengo vergüenza. Entonces veo a diez metros de
donde estamos un policía federal. Lo llamo a los gritos “oficial! Este hombre
dice que soy un ladrón, vamos a la comisaría a que haga la denuncia!”.(Supongo
que otra vez quedé como un violento que andaba a los gritos contra un pobre
hombre que me decía chorro.) Bueno, al final todo se diluyó, el señor se fue.
El policía que no entendía un pomo me preguntó si habíamos sido socios (¿) en
una buena especulación de viejos rencores. Por suerte a los pocos minutos de
irme de ahí lo encontré a mi acusador comiendo justo en la ventana de un bar y
le pedí disculpas (no sé de qué) pero le dije “disculpame, pero no soy un
chorro y me enoja que me digan chorro”. Y el hombre, inexplicablemente, me dijo
“ya sé que no sos un chorro, yo te conozco de acá del barrio”. Misterio total.
O revelación total. Lo interesante es que cuando Campanella le dice chupaculos
(sic) a Barone, nadie lo acusa de agresivo. Cuando Darín acusa de chorra a la
presidenta nadie lo acusa de agresivo. Cuando Lanata dice lo que dice cada vez
que abre la boca a nadie, pero a nadie, se le ocurre comentarle que es un tipo
violento. Cuando Birmajer o Borensztein hacen sus chistes cargados de ataques
misóginos, racistas, cuando no fascistas, nadie les dice nada. Cuando Nelson
Castro le habla a la presidenta como quien le habla a un delincuente, a un
pelotudo, a un sarnoso, a un dictadorzuelo estúpido y autoritario, a nadie se
le ocurre decirle a Nelson que hacer eso es de una bajeza y una impostura tal
que debería evitarlo por su propia dignidad. Hablarle a un presidente con esa
cara de asco, con esa pose de “se lo digo a usted, sorete” debería ser –diría
Pino- un escándalo. En los posteos del diario Clarín digital se pueden ver día
tras día comentarios donde tratan a la presidenta de chorra, de kretina y
konchuda (con ese truco de la K que ya deprime) y de puta (todo esto es pura
literalidad, sólo hace falta entrar y leer) mientras se quejan de la falta de
libertad de expresión y de la violencia del gobierno. Pero Campanella
(chupaculos es su palabra clave) se solidariza con Darín por el ataque que
recibió de la presidenta y de “la masacre” que en 678 dice que le inflingimos a
su amigo. Es tremendamente lamentable que para hablar de política -en realidad
son los síntomas de la política- debamos sumergirnos en tanta escatología y
guarangada a diario. Pero no hay otra manera de tratar estos temas. Porque esa
es la agenda de la oposición: la ofensa, el vilipendio, la infamia y la
injuria. No tienen nada para decirnos más que eso. No tienen nada para
ofrecernos más que eso. No tienen más argumentos que eso. No tienen más plan
que eso. No tienen más inteligencia que eso. No tienen más ideología que ese
odio impotente que literalmente los consume como opositores. Volvió la Fragata
Libertad. El gobierno invitó a la oposición política para concurrir al
recibimiento. No fueron. No ir es válido. Lo que no es válido es inventar que
nadie los invitó para poder mentir que se trató de un acto oficialista. Pero
quizá sea lógico. La oposición no quería que la fragata volviera porque para su
proyecto político lo mejor es lo peor para el gobierno. Aunque en su ceguera no
pueden ver que confunden permanentemente gobierno y nación. Por lo tanto todo
lo que sea malo para la nación será bueno para la oposición. Pero es difícil
creer en esa ceguera, que no se dan cuenta de esto. Que no saben que es malo
para la Argentina tener que pagar a un fondo buitre un montón de guita. Sin
embargo no les importa. Querían que la fragata se perdiera para siempre para
tener algo bien concreto y malo con que acusar al gobierno. Y lo mismo les pasa
con cualquier fallo internacional que sea en contra de nuestro país, les pasa
lo mismo cuando falta electricidad, cuando suben los precios, cuando un tren
choca, cuando algo se incendia, cuando hay problemas sindicales, cuando una
buena ley no se aplica, cuando una buena ley no sale del congreso, cuando hay
jueces que trabajan en contra de todos nosotros, cuando una medida no funciona,
etc… Ellos que son los primeros en acusar al gobierno de confundirse a sí mismo
con el Estado Nacional son los primeros en disfrutar cada vez que el Estado
Nacional tiene un problema, como si el traspié fuese solo para Cristina. Son
insoportables. Pero tenemos que soportarlos así como están porque no parece que
se vayan a dar la oportunidad de volver a hacer política. Quizá, así como en
los 90 fuimos testigos del vaciamiento del Estado, ahora nos toque ver el
vaciamiento que los políticos opositores hacen de sí mismos. Privatizados por
un único grupo de medios de comunicación que los usa para sus ramificados intereses
corporativos. Antes Menem privatizó las empresas del Estado. Ahora Clarín
privatizó a los políticos para volver a ir contra el Estado. Deberían saber que
eso es su mayor problema, y no el kirchnerismo.
http://www.diarioregistrado.com/sociedad/69468-fobia-opositora.html
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