lunes, 30 de enero de 2012

Cultura para todos.

CULTURA
CUANDO EL DEBATE INTELECTUAL TOMA EL CENTRO DE LA ESCENA POLÍTICA
Dos intelectuales de peso, pertenecientes a corrientes de pensamiento divergente, como lo son Horacio González de Carta Abierta y Roberto Gargarella, de Plataforma 2012, aportan sus puntos de vista sobre los temas más relevantes de la agenda y sobre los distintos modos de debatir ideas en la actualidad argentina.

“No se trata de negar lo bueno, sino de ver las desigualdades y las injusticias”

Por Roberto Gargarella. Plataforma 2012
El grupo Plataforma reúne a personas vinculadas con la academia y el ámbito de la cultura, preocupados por los Derechos Humanos de ayer y de hoy. El grupo incluye a muchos militantes que no sólo han denunciado o sufrido la dictadura del Proceso, sino que han seguido trabajando, en democracia, en los juicios de responsabilidad, o en la asistencia a víctimas de la dictadura. Lo mismo en relación con las violaciones de derechos actuales: el grupo incluye a miembros de colectivos que no sólo han denunciado los crímenes del Indoamericano, sino que han seguido asistiendo, jurídica o terapéuticamente, a las víctimas de la violencia estatal; activistas que no sólo han manifestado su desacuerdo con la Ley Antiterrorista, sino que militan activamente para su derogación; gente que no sólo ha dicho, alguna vez, que estaba en desacuerdo con la minería a cielo abierto, sino que participa en movimientos sociales en Mendoza, San Juan, La Rioja o Catamarca, para poner fin a un uso injusto de recursos que son de todos, o para hacer aprobar una ley nacional de glaciares.



Sobre los usos sociales del lenguaje, de la ética y de las discusiones intelectuales

Por Horacio González. Espacio Carta Abierta.
La llamada “discusión entre intelectuales” amenaza con convertirse en un género más de la televisión, junto a la telenovela, el concurso de baile y las crónicas sobre postas coloniales al costado del camino. Tampoco se podrían despojar de este debate las condiciones novedosas y complejas por las que aparece en los medios de comunicación. Puesto que es un debate también sobre el modo de usar la palabra pública y argumentada en dichos medios, hay que concluir que una discusión donde está en juego la completa noción de lo “intelectual”, también lo es sobre los contextos, condiciones y modalidades en que se constituye hoy la esfera social comunicativa, la industria cultural y las empresas de información.

Bienvenidos a la discusión

Por Eduardo Blaustein.
¿Qué pasa en las páginas de La Nación, Clarín, Perfil y en programas (no sólo) de TN que desde hace un tiempo se discuten agendas audaces? ¿Qué es eso de que paseen por allí valiosos intelectuales de diversos pelajes hablando contra la concentración de la tierra, la megaminería, la ley antiterrorista, los muertos por represión? ¿Qué raros desplazamientos y contorsiones suceden y qué vacíos en la representación política permiten que afloren estas discusiones en semejantes lugares, donde lo habitual es o era toparse con las aburridas cabecitas en crisis del radicalismo conservador, el duhaldismo o la economía liberal?
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Días y Noches, de Amor y de Guerra

La Biblioteca Nacional acaba de publicar la edición facsimilar de la colección completa de la revista Los Libros. El trabajo introductorio de Patricia Somoza y Elena Vinelli, del que se reproducen aquí algunos fragmentos, al igual que las entrevistas que realizaron con los miembros de aquella publicación, permite un acercamiento a la forma en que se pensaban la cultura y la política a fines de los ’60 y comienzos de los ’70.
Se fue ennegreciendo el panorama político, y eso terminó en la dictadura. La revista, que estaba muy bien editada y era en colores, pasó a ser, por problemas económicos, en blanco y negro, como una metáfora de la vida política del país.
El epígrafe con que se inicia este artículo da cuenta del singular recorrido de Los Libros, desde sus inicios en los agitados meses de 1969 que siguieron al Cordobazo, hasta su abrupta finalización con el golpe de Estado de 1976.
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Los ojos de América Scarfó

Escucha sus pasos. El rumor de sus zapatos avanzando por el pasillo, hacia la puerta del frente. Adivina el perfil de su sombrero negro por encima de la tapia.
Fina no duda: toma la escoba, como cada tarde, como cada vez que la sombra de ese extraño se acerca desde el patio del fondo, y sale a la vereda. Barre, disimula. Espía al enigmático personaje, que es su vecino, que es el nuevo inquilino de sus padres. Espera, afectando indiferencia, el saludo formal del sujeto. Ella responde, casi un susurro; le cuesta levantar la mirada. Él sigue su camino, pero antes de llegar a la esquina, se detiene. La mira desde lejos, duda, y saluda con la mano. Ahí están, otra vez, sus ojos celestes. Con el rostro pleno de rubores, Fina responde el gesto, sin soltar la escoba, sin reparar que en la vereda no queda ya una sola hoja seca desde hace días.
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Entrevista a Alejandro Dolina
“Pienso a La Venganza como un foro donde soy feliz”


Por Juan Manuel Strassburger
El periodista y escritor debutó esta semana en Del Plata con su histórico programa radial. Se divierte contando las trastiendas del ciclo, define las preocupaciones del peronismo y el progresismo, y sus propias tribulaciones.
Dolina está de excelente humor. Ensaya con docilidad las distintas posturas que le propone el fotógrafo de Tiempo Argentino en el living de su casa. Y bromea a gusto. En general de la mano de sus ya clásicos retruécanos –entre filosóficos y porteños, el sentimiento trágico de la vida visto desde Flores o Caseros– que a él le salen naturales, contagiosamente divertidos, ocurrentes; casi como si no hubiera otra forma de pensar o conversar cuando se está con él.
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Jorge amado
Escritor sobre los márgenes


Por Juan Ignacio Orúe
El gran novelista brasileño construyó desde la literatura una obra que excede los libros, sin ceder a la tentación de los altares de la academia ni resignar su mirada política y social del mundo que le tocó vivir.
La Lexikon 80 del brasileño Jorge Amado (1912-2001) está muda, guardada dentro de una caja de cristal, en la Fundación que lleva su nombre, ubicada en el Pelourinho, ese barrio bahiano, seductor, colorido y misterioso, que lo recuerda, celebra y extraña. Tiene una hoja dentro que no terminó de escribirse, la rodean manuscritos tachados, corregidos, papeles borroneados; al lado, una foto la muestra activa, como que le sale fuego por el tecleo a dos dedos de su dueño que, atento, como en trance, no se inmuta ante el flash, ante el click indiscreto. Amado, cabeza gacha, remera blanca, anteojos en la punta de la nariz, fija su mirada en la máquina de escribir. Y escribe, vaya que escribe.
La Casa Jorge Amado, un edificio celeste que se emplaza sobre la calle Largo do Pelourinho, cobija la monumental obra del escritor bahiano compuesta por más de 250 mil documentos; además hay una exposición permanente de fotos, diplomas, cartas, premios, medallas. Dirigida desde el inicio por la poeta Myriam Fraga, la fundación celebra su 25 aniversario, pero el gran homenaje será durante 2012, cuando se festejen los 100 años del nacimiento del novelista.

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